sábado, 31 de diciembre de 2011

¿Qué fue de la niña Juanita?


Ayer tuve la oportunidad de disfrutar de una obra de teatro un tanto rocambolesca y que a pesar de su ironía, y aparente irrealidad, sentí que había muchas personas en nuestra sociedad que podrían ser identificadas con la protagonista de la misma, una estrella infantil de la música que al crecer se convierte en un juguete roto más de la sociedad y que vive del recuerdo de su infancia y de sus logros en la misma, frente a su hermana Blanca, antigua estrella de la canción y conocida a nivel internacional, a pesar de su extraño accidente por el que quedó postrada en silla de ruedas.

Una tragicomedia en la que afloran temas propiamente humanos como son los celos, la envidia y la locura, una locura en la que la protagonista, doña Juanita, se ve envuelta a raíz de lo que su propia hermana y la sociedad hacen creer que hizo ella, y que la llevan a tener un serio problema con el alcohol. Y es que…cuántas veces habremos visto situaciones que se podrían haber evitado si verdaderamente nos hubiéramos interesado en saber la verdad de una determinada situación en vez de emitir ciertos juicios de valor fundamentados en desconocimiento y meras sospechas.

En numerosas ocasiones, por ejemplo ante problemas como el alcoholismo, a lo mejor nuestras intenciones de partida son buenas como bien podría ser el caso de Blanca, la hermana de Juanita, que quería ayudarla  a evitar su “vicio”, sin embargo en vez de hablar con ella, intentar comprender el por qué lo hacía y buscar una verdadera solución, sus charlas con su hermana se quedaban en banalidades y en meras conversaciones recordatorias de sus pasados y vivencias, que contribuían a que Juana, una y otra vez, se lamentara y su melancolía la llevara a ahogar sus recuerdos en un vaso de whisky, y es que aunque el alcohol no es la salida, muchas personas ven un refugio en el mismo por qué no son conscientes de hasta qué grado están perjudicándose y están aislándose de sus amigos y familia, y por otro lado ese grado de adición a parte de estar propiciado por el refugio de la realidad puede venir motivado por otras causas, como bien se puede ver en esta obra, ya que en todo momento hacen creer a la protagonista que ella es la culpable del accidente de su hermana y que siempre “ha sido un diablillo”, cuando realmente no hay más loco que aquel al que la sociedad hace creer que lo es y en el propio cuerdo siempre existe un tanto de locura, porque como diría Chamfort, “hay más locos que cuerdos, y en el mismo cuerdo hay más locura que cordura”.


1 comentario:

  1. Muy bien Laura. Buen avance en las lecturas y buena argumentación en las entradas voluntarias.

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