sábado, 24 de diciembre de 2011

Características del fenómeno de exclusión social y ejes de la inclusión

Se suele intervenir ante situaciones de vulnerabilidad y exclusión social, siendo preciso tener en cuenta en este último caso las siguientes características de la misma:


-Es estructural, porque es una realidad inherente a todas las sociedades, es un elemento más del sistema económico y social vigente.

-Multidimensional. Son distintos factores los que han de darse para que las personas sean excluidas de la sociedad.

-Dinámica, entendida desde dos perspectivas:

*En función de unas u otras características, por ejemplo.: Los NINI anteriormente era algo que salía de lo normal y dentro de este fenómeno se englobaba a aquellas personas que ni estudiaban ni trabajan, mientras que hoy día la gran mayoría de las personas jóvenes pertenecen a la generación NINI, debido a la crisis y a la enorme tasa de paro juvenil.

*Desde la propia situación de la persona, porque caemos en situación de exclusión y no nos quedamos “estancados”, sino que buscamos un cambio. Así si por ejemplo perdemos nuestro empleo buscaríamos alternativas a nuestra circunstancia con el fin de poder avanzar y no permanecer en la situación en la que nos vemos inmersos.

-Acumulativa: las circunstancias que provocan los procesos de exclusión se combinan y agravan entre ellas, es decir, han de darse diferentes dimensiones para que tenga lugar la exclusión social, aunque la intensidad de esas dimensiones sea variable.

-Global y variable: afecta a las personas en su conjunto, pero la intensidad con que padecen las consecuencias de la exclusión no es la misma.

“Y es que la exclusión se muestra como un proceso resultado de la combinación de distintos factores que, por separado, no permiten una relación determinante causa-efecto, pero su incidencia conjunta provoca la separación del individuo de las posibilidades de desarrollo personal y de la participación social” (Rubio, M.J., y Monteros, S. (2002)).

Ahora bien, teniendo en cuenta esto, los factores con presencia en situaciones de exclusión pueden agruparse en seis áreas (laborales; económicos; residenciales; educativos y culturales; personales; relacionales y socio-políticos). Siguiendo a Castel, los factores más importantes por su influencia en la aparición de la vulnerabilidad social se centran en dos ejes fundamentales de la persona: el de la integración laboral, económica y social; y el familiar y relacional, en los que se pueden distinguir tres zonas: una primera de integración, que se caracteriza por el trabajo estable y la solidez de relaciones sociales y familiares, y una segunda zona de vulnerabilidad, marcada por la inestabilidad laboral (precariedad, marginalidad laboral, trabajos intermitentes y paro) o relacional y débil protección social. Y por último la zona de exclusión, donde se manifiesta un progresivo aislamiento social (carencia de trabajo, ruptura de relaciones familiares y sociales).

Si la definición de pobreza se completa con el término de exclusión social, también la referencia a los mecanismos de integración social se revisa y amplía conforme se intensifican y diversifican sus requisitos. Surge de esta manera el concepto de inclusión social, que describe la capacidad de los individuos y grupos para mejorar su desarrollo personal y su participación social. De esta manera, las políticas y programas de inclusión social tienen como objetivo reforzar esas capacidades, incrementar la autonomía de las personas, mejorar sus lazos familiares, su nivel educativo y la activación de roles personales y comunitarios que le permitan convivir de forma constructiva con su entorno. Así, podemos decir que los principales ejes que garantizan una adecuada inclusión social son:

-La familia y capital social. La familia es un pilar básico de desarrollo personal y también de sostenibilidad de la estructura social. Proporciona el arraigo.

-Participación en el mercado. Inserción laboral para el mantenimiento y autonomía personal y familiar.

-Reconocimiento y participación pública. La persona se realiza en su relación social y comunitaria. Y es que la inclusión exige este tercer elemento, el ejercicio de la ciudadanía.  
Por último, es muy importante que tengamos en cuenta que detrás de cada persona hay una historia y que factores como pueden ser el color de la piel, el poder adquisitivo o ser discapacitado, no deberían ser factores por los que excluir, porque lo importante no es lo que son las personas sino el cómo son, y es que la inclusión social no debería ser una meta a conseguir para quienes tengan unas determinadas características que las hagan diferente al resto, sino que debería ser una realidad, una realidad de la que fuéramos partícipes todos y cada uno de nosotros...


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