viernes, 27 de enero de 2012

Conferencia sustitutoria a la EPD 3


El proyecto Lydes, el cual tuve la oportunidad de conocer a partir de la conferencia impartida por Elena Serrano en el 10º Foro del Empleo y Formación, dice definirse a sí mismo como “un proyecto de Diseño de Carrera Profesional y acompañamiento del joven universitario en sus primeros pasos profesionales”. Además, dicho proyecto dice ofrecer a sus alumnos beneficios a tres niveles:

-A los participantes, porque los forma y acelera su integración efectiva en la empresa, ofreciéndoles un plan de carrera. 
-A las empresas, porque les ofrece la oportunidad de atraer y retener talento.
-A la sociedad, porque evita la fuga de talento a otras regiones, haciendo que permanezcan y se desarrollen en las empresas de nuestro entorno.

Estableciendo, además, como objetivos los siguientes:
-Captar a los mejores jóvenes profesionales para las mejores empresas, a través de un diseño de carrera profesional.
-Acelerar la incorporación de los recién licenciados al mundo laboral, permitiéndoles además acceder a puestos de trabajo de mayor calidad.               
-Servir como puente de unión entre la universidad y el mundo empresarial, ayudando a estrechar vínculos entre ambos mundos y a acortar la desconexión que existe entre la universidad y la empresa.

Pero claro, nosotros deberíamos preguntarnos si este proyecto precisa de unos determinados “requisitos básicos” como el tener una cierta disponibilidad económica, porque la financiación del curso corre por cuenta del propio alumno, siendo la misma de 8500 euros, y además exige tener un determinado nivel de idioma, unas determinadas notas y una carta de recomendación, entonces… ¿Qué ocurre con aquellas personas que no tengan recursos económicos pero presenten un gran potencial y talento? ¿No tienen derecho a un puesto de trabajo en una empresa líder? ¿Acaso son menos inteligentes aquellos alumnos que proceden de familias humildes? ¿El tener una carta de recomendación de algún alto directivo te garantiza, necesariamente, ser una persona cualificada y destacable en tu labor? Éstas y otras muchas más preguntas se me ocurrirían ante las premisas o requisitos que proyectos de este tipo exigen a sus usuarios o clientes. En mi opinión, estos proyectos contribuyen a acrecentar las diferencias de clases y de estatus de nuestra sociedad, obviando que existen muchas personas con grandes potencialidades que no tienen la oportunidad de ser escuchadas y que por no tener recursos económicos o más o menos posibilidades de promocionarse son excluidas y por consiguiente, privadas de otras posibilidades a las presentes en sus vidas o trayectorias. Además, y por otra parte, con programas de esta índole contribuimos a seguir siendo una sociedad basada en la “meritocracia”, en la que los conocimientos sólo son válidos si forman parte de un título, y en la que la promoción de valores sólo parece responder a las necesidades del mercado, y por qué no decirlo a las necesidades de las grandes empresas que reflejan la imagen del dinero, pero sin embargo olvidamos que “quienes creen que el dinero lo hace todo terminan haciendo todo por dinero” (Voltaire) 


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