sábado, 22 de octubre de 2011

Referente aptitudinal.


"Las definiciones que utilizan este criterio hacen hincapié en las aptitudes del individuo para adaptarse el medio. La inadaptación, por tanto, es relativa y puede ser transitoria. Todo depende de las características del medio y de las facilidades de adaptación que le proporciona al individuo." (Guasch y Ponce).
Según, este referente, podemos decir entonces, que un desadaptado social es aquel sujeto cuyo déficit de salud, de inteligencia o trastorno de su afectividad, de su carácter o comportamiento, le priva de insertarse sin ayuda particular en el medio en el que tiene que vivir.

Esta definición hace que nos planteemos que quien nace con una mala formación, por ejemplo, ya no puede hacer nada para desprenderse de esa etiqueta de inadaptado. Esto me lleva a preguntarme si... ¿Todas las personas con déficit de salud y discapacidad tienen las mismas posibilidades y capacidades para desarrollarse?


Retomando el vídeo "Saltando" me invade una idea, a lo mejor en muchas ocasiones es necesario modificar el entorno y normalizar las diferencias pero... ¿Por qué pretendemos que los miembros de un colectivo con una característica concreta, como por ejemplo Síndrome de Down, sean todos iguales? Curiosamente existe un estereotipo muy marcado en nuestra sociedad al considerar que todas las personas con Síndrome de Down son entrañables y con sentido del humor. En mi opinión, al igual que no hay dos como nosotros y que cada persona es un mundo, no podemos generalizar que un cierto grupo de personas con una discapacidad en común sean iguales. Sorprendentemente existen páginas en Internet que contribuyen a reforzar y perpetuar la idea de que las personas con Síndrome Down tienen un grado sentido del humor y que de hecho la meta en la crianza de estos niños sea la risa. En mi opinión, ello puede, al igual que el fenómeno Pablo Pineda, hacer que esos niños ante la meta que sus padres se proponen con ellos se sientan frustrados e incapaces de poder satisfacer las aspiraciones que se tienen hacia ellos, porque no todas las personas son iguales de risueñas y todos no podemos actuar igual y concebir la vida de una misma manera, ya que sino hubiera procesos de inadaptación y desadaptación no habría evolución del ser humano.
Para concluir, sería interesante que pensáramos detenidamente una pregunta... "¿Hay una necesidad de abordar el Síndrome de Down desde un enfoque ligado al universo lúdico y particular de sus portadores?"

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